HEROES

No, no voy a hablar de la serie (Ya lo haré otro día ;D ), pero voy a hablar de otros héroes con muchas más horas en las pantallas de nuestros televisores y con más cosas en común con nuestra generación: Mario y Sonic.

Analicemos los comienzos de estos personajes:
Mario
Regordete Italiano con característico bigote, residente en Brooklyn, Nueva York, que si bien empezó como carpintero, se pasó pronto a la fontanería porque ganaba más pasta y no tenía que aguantar a un mono lanza-barriles.
Sonic
Erizo (que no puercoespín) de 15 añitos, bastante gamberrete y que corre que se las pela. Sin otra responsabilidad definida, pues era menor de edad y aún vivía con sus padres.

¿Qué tienen en común? Uno de campo, el otro de ciudad… edades y grupos de amigos diferentes... vamos, que como no se encontraran en la disco del centro los fines de semana, justo cuando Mario se iba porque ya era tarde y Sonic entraba porque comenzaba la fiesta, podríamos decir que coincidir no han coincidido salvo en una cosa.

Mario, de fontanero en busca de monedas por los subsuelos y Sonic recogiendo anillos de oro y gemas...
¡para pagar la hipoteca!

Es lógico, Mario ya cambió de trabajo porque no tenía edad para estar saltando barriles del incordio gorila y sabiamente se metió a fontanero, que se gana más y además había oído la historia de que un pocero se había hecho de oro. Pero como pagar el piso es una cosa, y llenar el buche es otra, para pagar las pizzas dedicaba las noches en buscar monedas por las alcantarillas. Le debía ir bien porque en sus primeras apariciones estaba “fuertecito”.

Sonic estaba en la flor de la vida pero como atleta no se gana mucho, y claro, con 15 tacos, viviendo con su familia, tenía que buscarse un oficio para pagar su primera casa, pero con esa edad sólo podía optar a un trabajo como becario de un científico experto en robótica que había venido de la ciudad. Curiosamente, con el tema del boom inmobiliario y la recalificación de terrenos, por las afueras pasaba mucha gente más que a ver la zona, a intercambiar pesados maletines y bolsas con el signo $. Sonic lo vio claro. Empujón, recoger lo que se les caía y salir por patas.

NOTA: Véase que eran anillos y gemas, no billetes que ya se sabía que el precio del dolar iba a bajar.

Lo de Sonic, se entiende, pero a Mario no le tenía que ir mal. Trabajo estable (será por sanitarios en Brooklyn), fines de semana de juerga, se trae a su hermano para que le ayude… pero claro, y ¿como consigue novia un fontanero? Hoy en día se lo rifan, pero antes no, los fontaneros “se pringaban” más a la hora de hacer su trabajo y eso no atrae al género femenino (lo mismo sí, para desatascar alguna tubería). ¿Qué le quedaba? Pues pegar un braguetazo, por ejemplo con una princesa secuestrada, que si la cosa salía mal, al menos obtenía una buena recompensa.

Este argumento no es el único, otros personajes como Link, se ven obligados a hacer lo mismo:
Padres: - Anda, sal a ganarte el pan y búscate una casa, ¡Gorrón!
Link: - Pero si no paro de hacer favores a todos a cambio de unas míseras monedas.
Padres: Pues coge una caña, una ballesta y te vas al castillo a vender lo que pilles.
Link: - ¿Y si me hago caballero, con espada y todo?
Padres: Venga, que sí. Toma un palo y ve a cazar conejos. Y no cojas el caballo que no tienes carnet.

Parecido al Mario, pero este sí que pilló a una buena princesa. Por que el Mario, con ese bigote… seguro que iban más los bares de ambiente. Es más, a pesar de tanto beso con la princesa Peach, Mario prefiere vivir con su hermano, y le pide que le acompañe a rescatar a la princesa Daisy que está presa en “Sarasaland”. Luigi, que estaba harto de vivir en un piso de la Aguirre de 25m2, a base de sopa de tortuga, champiñones alucinógenos y hojitas de… ¿maría? que al comerlas le crecía al Mario ¡la cola!….viéndo peligrar su existencia decidió quedase con Daisy. Además, Yoshi había crecido tanto que ya no podía llamarse animal de compañía. No es de extrañar que a Luigi le tachen siempre de tímido o miedoso, como para no tener miedo de esas compañías.

Y la vida en pareja de Sonic tampoco es que haya sido muy buena. Tras pillar cachote con Amy Rose, parece que la idea de casarse tampoco iba con él. Obviamente, no es el mismo caso que el de Mario, a pesar de tener un colega “Knuckles” un poco violento, un poco… sadomaso. Cuentan las malas lenguas que Sonic pasaba demasiado tiempo fuera de casa, y que tanta juerga con sus amiguetes (El trío Chaotix), un día una tal Blaze the Cat le endosó a Cream, una conejita de 6 añitos que por la edad… lo mismo era de un desliz. Y ala, a criar a su sobrino Tails y a Cream.

Como era de esperar, la burbuja inmobiliaria estalló. Y no, no fue Sonic quien la pinchó, fue la inflacción con tanto anillo en circulación. Sólo, con dos críos y sin trabajo pues el Dr. Robotnik se había jubilado, se quemó tanto que se volvió negro. La suerte fue que se cambió su nombre por Shadow y se pasó al otro bando, a robar directamente las joyas para la consultora de Black Doom, y llevarse una parte del botín. Al principio le fue bien, pero ya se sabe, las consultoras cada vez se quedan con más esmeraldas, y todo el curro para el erizo.

La vida en estos días no es fácil, que se lo digan a Ms. PacMan que tubo que ponerse a currar también porque no llegaba a fin de mes con el curro de su marido (Las fresas y cerezas son muy caras fuera de temporada). Es más, seguro que Batwoman apareció en escena por la misma razón.

Y ahí tenéis a la pareja de héroes, juntos en las olimpiadas. Mario aprovechando para bajar peso y Sonic recuperando el color azulado. Compitiendo codo a codo por una ¿medalla? o por un contrato de una VPO, porque el dolar ya no es lo que era, y el oro ahora lo tienen los chinos… en China, Beijing, olimpiadas 2008…

Que tengan cuidado los chinos ¡QUE SE VAN A LLEVAR EL ORO!