Disculpadme pero... fuchibol time!!

Aich, cómo pasa el tiempo, pasó el Verano y ha llegado el Otoño... y con él, el fútbol la Liga y de la Copa de Europa.

Puede que a muchos de nuestros lectores (abusando del término "muchos" al emplearlo para referirme a nuestros lectores) este tema les provoque náuseas, pero hoy me permito reflexionar sobre un aspecto de este deporte que podría aplicarse a otras actividades vitales y que, de ser así, lo haría todo mucho más interesante.

Imaginad la siguiente situación: un picacódigo promedio, llamémosle "Hey", decide (o deciden por él) cambiar de empresa. Hey acude a una entrevista de trabajo y tiene la impresión de que no le ha salido mal, se va a dormir y, al día siguiente, se levanta para ir a su trabajo actual... pero con consternación descubre que su cara es portada de la prensa especializada en desarrollo de software: "La empresa X va a llevarse Hey"... todos los accionistas y simpatizantes de su empresa actual están en pie de guerra, "No a la marcha de Hey", gritos y pancartas en la sede de la empresa de Hey.

Los jefes de Hey, los cuales no estaban demasiado afectados por la marcha de Hey, reaccionan: "Hey tiene contrato con nuestra empresa y va a cumplir ese contrato". Los ánimos se calman hasta que al día siguiente la prensa especializada descubre el pastel: el jefe inmediato de Hey le deja en la cafetería de la empresa todo el día, no es conveniente que Hey sufra un calambre metacarpiano que pueda frustrar su traspaso.
Los compañeros de Hey declinan hacer declaraciones sobre el tema en la rueda de prensa diaria, nadie confirma nada... pero la ausencia total de desmentidos aira a los accionistas y las primeras críticas contra el propio Hey se escuchan en la calle: "Pesetero", "Por mi que se vaya a tomar por culo", "Así nos traemos a Su", etc.

Todo esto termina varios días y toneladas de papel impreso, expresando las opiniones de expertos en desarrollo de software, después: Hey posa sonriente con su nuevo jefe para los periodistas, escribiendo unas cuantas líneas de código al calor de los flashes fotográficos.

¿A qué mola?

Un saludo.